martes, 18 de febrero de 2014

El ahorro energético según Steven Vromman

Steven Vromman es un belga conocido como “low impact man”. Él está experimentando durante un año con reducir al máximo su huella ecológica. Tiene un blog: http://lowimpactman.wordpress.com/
Tras una excedencia de seis meses del trabajo para investigar maneras para reducir el impacto que como ser humano tiene sobre el planeta, este vecino de Gante de 48 años se puso manos a la obra. En primer lugar, apartó el coche de su vida y apostó por el transporte público y la bicicleta. Bajó la calefacción de su casa hasta los 15° de máxima. Revistió sus puertas y ventanas con material aislante, así, asegura, ha sido como más energía ha logrado ahorrar.
Pero también, en lo que a alimentación se refiere, ha cambiado sus costumbres. Ni va de gurmet ecologista, ni come carne o pescado que medioambientalmente son muy costosos de producir. Compra los vegetales directamente a los agricultores locales y el resto de alimentos son orgánicos o biológicos (por cierto, no me gustan nada estas denominaciones, ¿no es al fin y al cabo, y a pesar de pesticidas y demás, toda la comida de origen orgánico o biológico?). Congelados y productos procesados, descartados. Los pocos envases que tiene, los reutiliza.
Se fue de vacaciones con sus dos hijos a Suecia pero no emitió ni un sólo gramo de CO2: ¡lo hizo en velero! Por lo que respecta al agua, ahí todo mi reconocimiento porque, en Bélgica, que yo sepa, agua justamente no les falta. Atención que el tipo sólo usa agua del grifo para beber y para cocinar. ¿Que cómo se ducha? ¡Se ducha con un barreño con agua de lluvia, y con jabón vegetal!
A los que creáis que lo que ha hecho este tipo es retroceder unos cuantos siglos de evolución humana, deciros que os equivocáis. El señor tiene ordenador, móvil y mini-cadena. Carga la batería que los alimenta pedaleando en una bicicleta estática con dínamo incorporada.
Steven, durante años consultor para empresas en temas medioambientales, se ha dado cuenta a raíz de su experiencia “low impact” que el movimiento ecologista no puede conformarse con sólo dar cifras, que tiene que aprender nuevas formas de vida, y que tiene que dar ejemplo. Por otro lado, a nivel personal, asegura que “el que más gana con la vida de bajo impacto soy yo. Es más sano, más barato, más tranquilo, mejor”.