martes, 26 de abril de 2011

La alta atmósfera de nuestro planeta está conectada directamente al Sol por gigantescas cuerdas magnéticas, a lo largo de las cuales se transmite la energía que alimenta las tormentas magnéticas, las auroras boreales y el núcleo del planeta por los orificios Norte y Sur.

Lanzados hace ocho meses, los cinco satélites de la constelación Themis (Time History of Events and Macroscale Interactions during Substorms) confirman una hipótesis emitida hace ya un tiempo; hasta ahora no había podido ser verificada ya que hay que combinar las observaciones de varios satélites para dar una imagen
tridimensional de tal estructura. La serie de observaciones se inició el 23 de marzo de 2007 cuando una tormenta magnética estalló por encima de Alaska, produciendo auroras particularmente vivas durante más de 02:30 hs. Mientras que una red de cámaras automáticas fotografiaban el acontecimiento desde el suelo, los cinco satélites Themis medían los correspondientes flujos de partículas.
"La tormenta magnética se comportó de un modo completamente imprevisible", declara Vassilis Angelopoulos, responsable de la misión en la Universidad de California (Los Ángeles). "Las auroras aumentaron en intensidad al Oeste dos veces más rápidamente que lo que habríamos considerado posible, atravesando 15º de longitud en menos de 1'. La tormenta atravesó un huso entero en 60''."
Las imágenes tomadas desde el suelo así como por el satélite Polar de la Nasa (que participa en el programa Themis), mostraron una serie de pulsos que se sucedieron durante 10' aproximadamente.
El equipo de Angelopoulos quedó impresionado por el acontecimiento, cuya energía total desplegada durante estas 2 hs ha sido de 500.000 millones de julios, un valor fenomenal que corresponde a la energía liberada durante un sísmo de 5,5º en la escala de Richter.

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